miércoles, 3 de diciembre de 2008
UNO DE LIBÉLULAS
Sólo un momento de debilidad y tendrás que venir a rescatarme: libélula de los siete velos
de las siete noches extraviadas en los días placenteros
Quisiera cobijarte bajo mi alas, desatar cada nudo gordiano que te mantiene oculta.. salir a la luz de mis ojos
como el suspiro que se escapa de la persona dormida, y se mueven
poquito las sábanas, pasa el insomnio
tiembla la luna
voy a separar las cortinas interminables bajo las cuales se trasluce tu piel, recargar mi mejilla en tu vientre
hablarte de lejos sin dolor, con mesura, tomarte
de espaldas, trágica
nauseabunda
quiero sofocar los dolores que manan incesantemente, recorrer el desierto de tu piel
hasta encontrar los oasis ocultos y beber hasta saciarme de tu luz
saber que estás cerca,
por ahí,
parloteando el mismo aire que sofoca mis temblores y enfría mis gritos
no saber si es de día cuando ha pasado la noche
preciso estar ceca de ti: fundir los ropajes de tus palabras, girar interminablemente, vaciar la espera acumulada, unir los labios en un gemido
tan largo que los sabios cierren la boca por eternos,
como el par de ojos que se van volando, delgados,
del otro lado
quiero volar hacia ti.. libélula a libélula
y estrellarnos en un cielo fundido
imitar el baile sincrónico de las estrellas
tomarlas con una mano, cerrar el puño cuando se van volando
pequeñas, como la inmensidad de este beso
de las siete noches extraviadas en los días placenteros
Quisiera cobijarte bajo mi alas, desatar cada nudo gordiano que te mantiene oculta.. salir a la luz de mis ojos
como el suspiro que se escapa de la persona dormida, y se mueven
poquito las sábanas, pasa el insomnio
tiembla la luna
voy a separar las cortinas interminables bajo las cuales se trasluce tu piel, recargar mi mejilla en tu vientre
hablarte de lejos sin dolor, con mesura, tomarte
de espaldas, trágica
nauseabunda
quiero sofocar los dolores que manan incesantemente, recorrer el desierto de tu piel
hasta encontrar los oasis ocultos y beber hasta saciarme de tu luz
saber que estás cerca,
por ahí,
parloteando el mismo aire que sofoca mis temblores y enfría mis gritos
no saber si es de día cuando ha pasado la noche
preciso estar ceca de ti: fundir los ropajes de tus palabras, girar interminablemente, vaciar la espera acumulada, unir los labios en un gemido
tan largo que los sabios cierren la boca por eternos,
como el par de ojos que se van volando, delgados,
del otro lado
quiero volar hacia ti.. libélula a libélula
y estrellarnos en un cielo fundido
imitar el baile sincrónico de las estrellas
tomarlas con una mano, cerrar el puño cuando se van volando
pequeñas, como la inmensidad de este beso
DOBLE VIDA DEL MINOTAURO
y me vuelvo Ariadna, cuando escucho de lejos el oleaje de palabras
Busco tu frente y encuentro tu voz
las huellas del mar en tu espalda
la lucha terminó con nuestro aliento
recuperas tu razón y me das la vida
me envuelves en el laberinto falso y yo agonizo
las estrellas predicen, ciegas, la unión de las riendas: seguiremos un mismo camino
ese camino que se embona, separa y luego nos junta a carcajadas falaces
y plegarias
la línea que nos divide se mueve tres pasos
cada vez, en desorden sin dirección
como un movimiento del prófugo suelto, se balancea al compás de las risas y los llantos que recuerda y que luego olvida
No hay nada como caminar en las tinieblas, respirar la obscuridad,
reconocer tu voz, probar tu libre cabello, leerte en braille
y volverme tu minotauro para darme cuenta en medio del laberinto que nada de esto es cierto
aunque la yugular se encuentre expuesta a la faena del torero, esta vez prefiero ser mortal
y olvidar las cuántas cicatrices que aguardan detrás de la nuca,
el blanco metal hurgando
mi carne tierra adentro
y mi corazón expuesto al festín de tu alas.
Busco tu frente y encuentro tu voz
las huellas del mar en tu espalda
la lucha terminó con nuestro aliento
recuperas tu razón y me das la vida
me envuelves en el laberinto falso y yo agonizo
las estrellas predicen, ciegas, la unión de las riendas: seguiremos un mismo camino
ese camino que se embona, separa y luego nos junta a carcajadas falaces
y plegarias
la línea que nos divide se mueve tres pasos
cada vez, en desorden sin dirección
como un movimiento del prófugo suelto, se balancea al compás de las risas y los llantos que recuerda y que luego olvida
No hay nada como caminar en las tinieblas, respirar la obscuridad,
reconocer tu voz, probar tu libre cabello, leerte en braille
y volverme tu minotauro para darme cuenta en medio del laberinto que nada de esto es cierto
aunque la yugular se encuentre expuesta a la faena del torero, esta vez prefiero ser mortal
y olvidar las cuántas cicatrices que aguardan detrás de la nuca,
el blanco metal hurgando
mi carne tierra adentro
y mi corazón expuesto al festín de tu alas.
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